No hay otra carrera como la París-Roubaix. Es una verdadera batalla de desgaste para los ciclistas y sus bicicletas. Descubre cómo superar los adoquines y qué reglajes debes tener en cuenta según los verdaderos aficionados al pavé.
De Compiègne a Roubaix. Del suave asfalto a los centenarios adoquines de granito. La bicicleta que tienes debajo se convierte en un taladro neumático. Te aferras a la vida y no puedes siquiera oír tus pensamientos por el ruido ensordecedor. Tus pulmones revientan y tus piernas gritan.
¿Quién podría amar esto o soñar con ello? Resulta que millones de personas. Los ciclistas son personas creativas, capaces de encontrar tanta magia en un tramo de adoquines embarrados como en una carretera de montaña llena de curvas.
Nol van Loon y sus amigos llevan mucho tiempo bajo el hechizo de la París-Roubaix. Han viajado al norte de Francia durante doce años consecutivos, animando al pelotón en la extenuante carrera Monumento de 257 km. Si hace buen tiempo, hasta pueden preparar una barbacoa. A veces, han realizado el recorrido antes de la prueba; otras, han pedaleado el lunes después de la carrera.
"Me encantan los adoquines. Pasar por los adoquines. El entorno que rodea los adoquines. El heroísmo que rodea a las carreras sobre adoquines", dice Nol. "¿Qué deporte se te ocurre en el que puedas estar solo a 10 metros, justo donde pasa? Es superespecial".
A Nol también se le conoce como Fatpigeon (@fatpigeon.cc), cofundador de un colectivo de narración ciclista todoterreno. A lo largo de los años, la atracción del neerlandés por los adoquines le ha hecho volver una y otra vez. Ha ido a tope en el terreno deportivo, viendo cómo otros se estrellaban a su alrededor. Los ha recorrido de noche en una prueba de ultraciclismo. ¿Una París-Roubaix nocturna? Ahora hay una idea que es incluso más descabellada que el propio concepto de la competición. Poco a poco, Nol se ha ido poniendo en forma y se ha hecho más rápido. Y la velocidad importa: sorteas más cómodamente el irregular empedrado en lugar de golpearlo.
Nol sabe manejarse en el pavé en cualquier condición y ha conseguido la puesta a punto perfecta. Por supuesto, puedes prepararte para este reto de forma impecable, pero ¿esa conexión extra con los adoquines? Es innata.
El bosque del miedo
El Bosque de Arenberg puede parecer un lugar sacado de un cuento infantil, pero forma parte de las pesadillas de los ciclistas. Es una carretera recta como una flecha, que atraviesa un bosque húmedo y oscuro con una vía empedrada tan irregular que está cerrada al tráfico normal durante todo el año.
Para Nol, en su recorrido de entrenamiento invernal, la peor parte de la carrera, los 30 sectores adoquinados, sería su punto de partida. Está claro que es muy maniático. No ayudaba que, con la niebla de la mañana levantándose, no se viera el final.
Nol recomienda que calibres toda tu configuración de la Roubaix para el Arenberg: si puede soportar este tramo diabólico, puede soportar todo lo demás.
La presión de los neumáticos en estas carreteras es tan importante que los números elegidos por los campeones están envueltos en un halo de misterio. Nol, que pesa algo más de 80 kg, optó por una presión de 2,5 bares (36 psi) en sus neumáticos sin cámara de 30 mm. "Eso marca una gran diferencia. Quieres ir con la presión lo más baja posible para conseguir más agarre y reducir el riesgo de sufrir un pinchazo", afirma.
Elección del cambio
Esto se combinó con un juego de ruedas Shimano ULTEGRA C50 que superó el reto de forma admirable. Son para los apasionados más exigentes. Equilibrio entre diseño de vanguardia, rendimiento y coste. "Son ligeras y aerodinámicas en las partes de carretera, pero también lo suficientemente anchas para que el neumático se apoye correctamente. Te transmiten la sensación adecuada, incluso cuando ruedas con baja presión", afirma. "He tenido algunos impactos fortísimos, yendo a todo gas en algunos charcos y tramos difíciles. Lo superaron, así que ¡hurra por las ruedas ULTEGRA!”
Su grupo y cadena ULTEGRA R8100 de 12 velocidades tampoco se vieron afectados por los baches. Incorpora la revolucionaria tecnología HYPERGLIDE+ y un nuevo cockpit inalámbrico y ergonómico. Con el cambio electrónico Di2 y los botones adicionales en la parte superior de las manetas, cambiar de marcha con la rapidez habitual de Shimano es mucho más sencillo cuando te duelen las manos o las tienes entumecidas por las vibraciones. Todo esto significa que de lo único que hay que preocuparse es de superar el pavé.
"Los adoquines de Roubaix son terribles, pero el bosque es una locura, un disparate", comenta Nol. En una ocasión, pinchó las dos ruedas poco después de entrar en Arenberg a 60 km/h, lo que le dejó sin agarre. "Ahora sé lo terrible que es, siempre tengo algo de miedo cuando atravieso el bosque", dice. "Cada vez que lo hago, pienso '¿qué va a pasar esta vez? Nunca sabes lo resbaladizo o malo que será, es como entrar en lo desconocido. E, inmediatamente, recibes el impacto de los adoquines, que te sacude y te despierta".
Todo ello va acompañado de una orquesta de ruidos extraños procedentes de la bici: la cadena golpeando contra el cuadro, el chirrido de los neumáticos al verse sometidos a las irregularidades del terreno. La bicicleta se transforma en un potro salvaje.
El lugar donde se encuentra el Arenberg en la propia carrera, a 95 km de la meta, suele significar el inicio desalentador del proceso de desgaste final de los competidores. Comienza cuesta abajo, disparando al pelotón a gran velocidad, antes de que la carretera suba un uno o dos por ciento el resto del trayecto. "Siempre es demasiado largo", dice Nol. "Te absorbe toda la energía".
Pedalear sobre los adoquines es todo un arte. Es cuestión de sentarse erguido, poniendo las manos sueltas sobre el manillar. Nol prefiere llevar un cambio más grande con una cadencia más baja para mejorar el agarre y el control. 75-85 RPM es su punto perfecto.
Al menos estaba seco cuando lo superó, aunque las traicioneras carreteras estuvieran cubiertas de estiércol. ¿Y si los adoquines están embarrados y las ruedas patinan y resbalan? "¡Reza lo que sepas!" Afirma Nol. "No, empieza por seguir la línea correcta. La parte superior es la opción más segura, pero si es estrecha, es un lugar peligroso cuando está mojada, así que puede ser mejor ir por la cuneta".
La mayoría de los sectores adoquinados tienen una cresta, un camino definido por el que es mejor transitar. El Arenberg desafía este patrón, sus adoquines están esparcidos por todas partes, sin orden ni lógica.
Hay que tener cuidado, habilidad y un poco de buena suerte para destacar. "Monto a menudo con el exprofesional Lars Boom. Ganó en mojado la etapa de Roubaix del Tour de Francia [en 2014]. Siempre me aconseja que deje ir la bicicleta. Si mantienes la velocidad, tus posibilidades de mantenerte en pie son mayores", dice Nol.
Cuanto más te adentras en este Infierno del Norte, más rural e intemporal se vuelve el paisaje. Nol prefiere montar en solitario aquí. "Creo que la belleza de la Roubaix es el vacío. Los pueblos fantasma allí, los interminables campos de nada", dice.
Cuando llegas al empedrado, la calma natural se convierte instantáneamente en un frenético juego mental. "Lo que me gusta de verdad es que tu mundo se hace realmente pequeño. Porque se produce una descarga de adrenalina y se trata de ir lo más rápido posible, pero también de mantenerse erguido, de elegir la línea correcta. Así que todo el vacío que te rodea se comprime en este pequeño punto".
Durante la carrera, la lucha entre los participantes añade otra curiosa dinámica. Rodar rápido sobre adoquines ya es bastante duro, pero intenta mantener los nervios e intercambiar codazos a 60 km/h. Los ciclistas profesionales son de otra pasta.
En las ruedas de los campeones
El sector favorito de Nol es también uno de los más decisivos de la París-Roubaix: el Carrefour de l'Arbre. Fue aquí donde el ganador de 2022, Dylan van Baarle, marcó la diferencia. Lo que hace que este recorrido de 2.100 metros sea especialmente difícil es su posición en la carrera: a 15 km de la meta. Combina largas rectas con varias curvas exigentes. Tomar las curvas con rapidez en adoquines sin asfaltar no es fácil, y los participantes del pasado han mordido el polvo aquí.
"La primera vez que lo abordé, estaba como ¿qué demonios es esto? Es una locura. Ahora, tengo realmente la sensación de que empiezo a conocerlo. Sé exactamente qué adoquín debo pisar", comenta Nol.
"Antes me resultaba muy difícil. Pero si tomas las curvas de forma correcta, puedes mantener toda la velocidad y es más fácil. Puedes utilizar el gradiente para mantener la adherencia. Conocer las trayectorias correctas ahorra mucha energía y si no desperdicias ninguna sujetando la bicicleta con demasiada fuerza, también ayuda".
Cada vez que Nol entra en la meta de la carrera, el velódromo André-Pétrieux, o ve sus famosas y austeras duchas, la sensación de historia le sobrecoge. "Éstas son las carreteras que recorren los ciclistas que has visto mil veces en la televisión", dice.
Su edición favorita de la París-Roubaix es la de 2016, en la que se impuso Mathew Hayman. Es una historia icónica de superación en la que un veterano gregario australiano pasa de las lesiones y los entrenamientos en casa al escalón más alto del podio.
Ya sea en el barro o en el polvo, pocas carreras producen una emoción tan visceral y proporcionan recuerdos que se graban tan claramente en nuestra mente. Tal vez sea el aspecto atemporal de la París-Roubaix: las bicicletas y el material mejoran, pero el hombre y la máquina siguen teniendo que soportar los elementos y las fuerzas extraordinarias. Es un gran encuentro entre el deporte y el cine épico, es un todo o nada.
Nol se despertó a la mañana siguiente con dolores en las muñecas, las palmas de las manos y la parte baja de la espalda, pero con la pasión totalmente intacta. "De alguna manera, es un dolor agradable. Sabes que es por culpa de la Roubaix y los adoquines, así que no pasa nada. Sobre todo cuando miras las fotos y tu Strava: merece la pena".
Me dolería más no correr estas partes extraordinarias que definen la París-Roubaix. "Hazlo", dice Nol. "No te arrepentirás, aunque puede que lo hagas unas cuantas veces cuando estés allí sobre la bicicleta. Cuando acabes el recorrido, será un recuerdo muy especial".
Paris-Roubaix Femmes
Cifras y datos
Fecha: 8 de abril de 2023
Salida: Denain
Llegada: Vélodrome André Pétrieux, Roubaix
Distancia: 145,4 km
Empedrado: 30 km
Sectores adoquinados: 17
París-Roubaix
Cifras y datos
Fecha: 9 de abril de 2023
Salida: Compiègne
Llegada: Vélodrome André Pétrieux, Roubaix
Distancia: 256,6 km
Empedrado: 54 km
Sectores adoquinados: 29