Polonia es un país que no tiene montañas como los Alpes, los Pirineos o los Dolomitas, dentro de sus fronteras. Pero sus pintorescas cadenas montañosas pueden resultar increíblemente encantadoras.
Lo que caracteriza a estas zonas es la diversidad de la naturaleza y de los paisajes. Cada macizo tiene un carácter único e individual. Aquí encontrarás largas subidas panorámicas, colinas afiladas y desafiantes, zonas vírgenes, así como zonas turísticas muy urbanizadas.
Quiero presentarte las montañas Beskides: verdes y salvajes por igual. Puedes encontrar tramos perfectamente asfaltados, pero también lugares donde debes bajarte de la bicicleta.
Los Beskides de Silesia son la segunda cadena montañosa más grande de Polonia, y su rica cultura es una atracción constante para los turistas. Son las montañas más cercanas a mi corazón, donde pasé gran parte de mi infancia. Vengo aquí muy a menudo porque están muy cerca de mi casa.
Conozco prácticamente todas las carreteras de aquí, así que la ruta que he creado se basa en una combinación entre subidas difíciles y lugares con poco tráfico. Habrá mucho que pedalear, con una distancia de 130 km y 2000 m de desnivel. Pero créeme cuando te digo que esto es solo una pequeña parte de lo que puedes encontrar aquí.
Mi día empieza temprano: estoy en la salida, en la zona de Wisla, antes de las nueve, para evitar gran parte del tráfico de primera hora de la mañana. Para sentir enseguida el ambiente de las montañas, he planificado la ruta de modo que la salida sea bastante exigente, con una subida inmediata de 300 m. Y subir nunca ha sido mi especialidad.
El terreno es típico de los Beskides: bosques que se extienden por todas partes, sin vistas espectaculares, pero ricos en exuberante vegetación. Estoy a medio camino de la cima cuando empieza a oscurecer, a medida que llega la lluvia. Al final de la subida me acompaña una llovizna cálida y tranquilizadora.
Tras la primera subida, me adentro en pequeños pueblos de los Beskides y empiezo a experimentar la cultura del lugar en el que me encuentro. Bajando, encuentro casas de colores, esculturas de madera y montañeses con sus ovejas pastando.
Llego a Koniakow, el inicio de la subida a Ochodzita. Esta es la colina más larga y la segunda más difícil de la ruta, que termina en un restaurante local y con unas bonitas vistas. Sin embargo, la cumbre no es lugar para detenerse. Koniakow es la capital del encaje polaco, y el museo situado a mitad de camino es sin duda una parada que merece la pena visitar.
El edificio está decorado con bellos mosaicos, y en su interior hay exposiciones únicas de encajes y la historia narrada por extraordinarias fotos antiguas.
Al llegar a la cima, me aseguro de capturar el panorama de los montes Beskides A continuación, casi 30 kilómetros de suave descenso por senderos sinuosos. La calidad de las carreteras es muy buena. El asfalto es liso y sin baches. El único inconveniente es que hay mucho tráfico, así que tienes que mantenerte totalmente concentrado. La cultura de la conducción por carretera en Polonia todavía deja mucho que desear.
Los kilómetros pasan en un santiamén, y por el camino me encuentro con algunos pueblos pintorescos como Laliki, Rajcza y Milowka. A partir de este punto, la carretera empieza a subir, y la monotonía se ve interrumpida por dos colinas cortas, aunque desafiantes.
Después de bajar el tramo, la ruta se vuelve más atractiva, ya que la carretera bordea el lago Zywiecki. Tengo bastante suerte, porque en el momento en que tomo esta ruta, se está construyendo una nueva carretera, por lo que el tráfico para los coches está cerrado. A diario, es normal que haya mucha afluencia aquí, ya que la mayoría de la gente va a sus casas de veraneo situadas alrededor del lago. El camino serpentea entre los árboles, que de vez en cuando revelan una panorámica del lago.
Después de las ciudades más pequeñas, llega el momento de Szczyrk. La segunda ciudad más grande de la región. De los muchos lugares para elegir aquí, he seleccionado el café SKI & BIKE. Este lugar tiene un ambiente único, y aquí también se comparte el amor por las bicicletas.
Mientras bebo mi café, hablo con el dueño sobre ciclismo y la historia del café. Sobre su pasión por las bicicletas, haciendo sus propias construcciones. Veo muchas de las que tiene expuestas con mis propios ojos.
Alargo el tiempo para el café todo lo que puedo. La razón es sencilla: delante de mí está la última subida, y las más difícil, el Paso de Salmopol. El tramo en sí tiene más de 7,5 kilómetros de subida con una pendiente media del 5,6 %. Después de 100 km ya recorridos, esta colina puede ser todo un reto.
El inicio de la subida es suave y gradualmente se convierte en un desafío.
Mientras subo, tengo tiempo para reflexionar sobre el hecho de que hace solo un año nunca se me habría pasado por la cabeza planificar y recorrer esta ruta. Siempre había evitado el importante desnivel y subir a la cima era una tortura. Lo que cambió mi forma de verlo es que me di cuenta de que mi vida siempre ha girado en torno a las montañas. De niño era el senderismo, luego corrí ultramaratones, y la pieza que me faltaba era simplemente recorrer las montañas en bicicleta.
Abordé el proceso gradualmente: empezar con pequeñas subidas y, con el tiempo, aumentar el nivel de dificultad añadiendo más y más elevación. Así es como puedes disfrutar de verdad del ciclismo en montaña, solo tiene que gustarte y prepararte para ello. Tras reflexionar, me encuentro en la cima del Paso de Salmopol. A este lugar se le llama comúnmente la Cruz Blanca y debo decepcionarte, no hay vistas espectaculares en la cima, solo un aparcamiento para coches.
Me pongo el cortavientos y desciendo en dirección a Wisla. El descenso es fácil y agradable, y termina bajo el salto de esquí. De hecho, ya estoy en la meta, solo me queda el camino recto hacia la ciudad.
Ha sido un hermoso día sobre la bicicleta.
Si aún no has visitado los Montes Beskides, prepárate para quedar encantado por la intensidad de su verdor y la diversidad de sus paisajes.
Encontrarás zonas sin gente, pero también aglomeraciones con mucho tráfico de coches y turistas. La calidad de las carreteras es buena, y las subidas no son pronunciadas, solo largas y desafiantes.
Si quieres probar otras rutas, te recomiendo las clásicas:
Little Beskid Loop 102km/ 1680 m de desnivel
Great Beskid Loop 141km/ 1320m de desnivel
Acerca de Jacek
Me llamo Jacek Thomann, vivo en Polonia y estoy obsesionado con las bicicletas, la ingeniería y la fotografía. Poder combinar estas cosas y explorar mi tierra natal es un sueño hecho realidad.