Volver Descubra más de Shimano

Pocos lugares en el mundo encierran tanto magnetismo y encanto como los Dolomitas. Un rincón único que ofrece paisajes colosales entre los que discurren serpenteantes y empinadas carreteras.

Precisamente por las características de estas carreteras, por la exuberante belleza del lugar y por la épica en las batallas allí libradas durante las etapas más legendarias del Giro de Italia, los Dolomitas son uno de los principales destinos de peregrinación para todos los amantes del ciclismo.

Epicentro del ciclismo

Toda esa atmósfera de ciclismo que envuelven las montañas más rocosas y verticales de Europa alcanza su culmen, desde hace ya 35 años, en la Maratona dles Domolomites, uno de los eventos cicloturistas más relevantes y multitudinarios del mundo. Allí se congregan cada año más de 9.000 participantes provenientes de casi cualquier rincón del planeta, con 71 nacionalidades distintas por ejemplo, en la edición de 2019. 

En mi caso y tras más de 20 años dedicándome profesionalmente al sector de la bicicleta, ha sido imposible no tener en repetidas ocasiones la tentación de participar en este evento. Durante todo este tiempo infinidad de colegas de trabajo, amigos y conocidos han tenido la oportunidad de acudir, así que después de los bucólicos relatos de todo mi entorno, era lógico tenerla en el punto de mira e intentar dar cumplimiento a la famosa frase que dice  … “hay que hacerlo, al menos una vez en la vida” y que todos, en diferentes órdenes de cosas y momentos de la vida, nos hemos dicho alguna vez. Por ese motivo y aunque nunca me lo llegué a plantear seriamente, siempre tenía en mi mente, en mi lista de cosas pendientes, hacer la Maratona.

Shimano y la Maratona

A mediados del mes de Mayo recibí una llamada del staff de Shimano Iberia con quien colaboro habitualmente. No fue una llamada convencional de trabajo, bueno sí, pero también sirvió para comunicarme que se estaba organizando un viaje con algunos de los clientes más representativos de Shimano, colaboradores y embajadores a la Maratona dles Domolimites y que contaban conmigo. Fue una llamada providencial. ¿Cómo iba a decir que no? Acepté la propuesta sin pensarlo, imaginándome ya entre aquellos colosales muros de piedra y sus increíbles carreteras con el color azul de Shimano en la atmósfera, claro está.

Iba a ser una de esas oportunidades que no se tienen todos los días y que forman parte del privilegio de trabajar en cosas que te apasionan, como es el ciclismo en mi caso. Tuve claro además, desde el primer momento, que no iba a ser para mí una experiencia competitiva. No me iba a tomar la Maratona como un reto consistente en hacer el recorrido en el menor tiempo posible, algo habitual en el ámbito de las marchas cicloturistas. Quería vivir la prueba con la suficiente serenidad como para poder disfrutar al máximo del recorrido, de los paisajes y de las personas que íbamos a formar parte del Team Shimano. Y eso sólo se consigue si dejas de lado la competición, la obsesión por ir rápido y pones el foco únicamente en pedalear, sin presión de ningún tipo.

Partimos hacia Italia

La expedición de Shimano Iberia a los Dolomitas comenzaba el viernes previo a la celebración de la Maratona. Los integrantes del staff más cercanos a la zona de Levante, Catalunya y Aragón nos reunimos en el aeropuerto Josep Tarradellas-El Prat de Barcelona mientras que otro grupo hizo lo propio en el aeropuerto Adolfo Suarez en Madrid. No podíamos disimular la ilusión, ni tampoco nuestra esencia ciclista. Con maletas, camisetas y calcetines de diversas marcas de bicis en nuestra indumentaria, moreno por tramos en los brazos y en las piernas, cualquiera hubiera adivinado lo que íbamos a hacer en Italia.

Los Dolomitas son de color azul

Una vez aterrizados los dos grupos en el país transalpino circulamos por carretera durante 3 horas desde Venecia hacia el Norte, para adentrarnos en los Dolomitas. El paisaje que alcanzábamos a ver por la ventana del autobús imponía cada vez más. A medida que pasaban los kilómetros ganábamos altitud y el camino se tornaba más y más enrevesado, eran carreteras malas para conducir, pero qué diablos, eran fascinantes para ir en bicicleta.

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Después del viaje, nos acomodamos en un acogedor hotel en la localidad de Arabba, muy cerca de Corvara, donde se encontraba el centro neurálgico del evento. Una población con la clásica decoración alpina de tejados de pizarra y balcones de madera repletos de flores de vivos colores. Así era también nuestro hotel, con una bucólica chimenea de leña en el salón principal, con confortables sofás donde pasar horas y horas charlando en frías tardes de invierno, paredes y techos revestidos de madera. Es que es evidente que en los Dolomitas el esquí y el invierno tienen incluso más importancia que el verano y las bicis, así que es inevitable respirar en estas latitudes un cierto ambiente de a deportes de invierno, también en los meses más estivales del año.

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En la habitación del hotel nos aguardaba una bolsa personalizada, con algunos obsequios corporativos

Una vez instalados fue el momento del reencuentro con los miembros del equipo de Madrid y con el staff italiano de Shimano, que hizo de anfitrión en todo el viaje, en una distendida cena, en donde entre bromas y risas, fuimos planificando lo que sería nuestra aventura en la Maratona.

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Salones de madera y decoración propia de los hoteles de alta montaña, en Arabba

Primer día, toma de contacto con las montañas

Ya en la cena del viernes, otro de los embajadores de Shimano, el mismísimo Samuel Sánchez, por todos recordado por sus innumerables  triunfos en el profesionalismo y su Oro Olímpico en Pekín 2008, se me acercó y me dijo … “Miguel Ángel, mañana a las 9 hemos quedado para pedalear un poco y aprovechar para hacer el recorrido corto de la Maratona”.

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Reponiendo fuerzas en la cena previa a nuestras primeras pedaladas en Dolomitas

Fue una propuesta irrechazable que a la postre, marcó nuestra segunda jornada en Dolomitas. Y es que aunque la opción de distancia más corta de la Maratona consista sólo en 55 km, cuenta con nada menos que 1.790 km de desnivel positivo acumulado. Lo que viene a ser un recorrido sin un solo metro de llano, desde luego, lo menos indicado si quieres estar descansado y en óptimas condiciones para los 138 km y 4.200 metros de desnivel que íbamos a afrontar el domingo en la marcha. Pero … ¿Quién podía decir que no a Samu?

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No iba a ser yo quien prescindiera de una doble dosis de montañas y de bici entre los hipnóticos paisajes de los Dolomitas. Yo, que me prometí a mi mismo dejar de lado la competición y dedicarme, simplemente, a disfrutar.

Como estaba programado, el sábado a las 9 salimos puntuales con ganas de bicicleta y con Samu Sánchez, como no podía ser de otra manera, como líder natural del grupo. Los primeros kilómetros sirvieron para ascender el primer puerto del día, el Pordoi, una subida progresiva, con un asfalto perfecto y las primeras vistas espectaculares de la jornada. 

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Primera toma de contacto con los exuberantes paisajes de los Dolomitas

También sirvió para corroborar lo que ya sabíamos, que Samu y “Cata”, del staff de Ciclos Cabello este último, jugaban en otra liga. De hecho, Samu durante el recorrido se animó a contarnos increíbles anécdotas del Giro y del Tour de su etapa de profesional, sin darse cuenta que nos estaba llevando a un ritmo torturador al resto del grupo. A pesar de ello, mientras Samu hablaba tranquilamente, apenas teníamos fuerzas para seguir a su rueda sin descolgarnos, de hecho, estoy convencido que la mayoría de nosotros no lo hicimos sólo por no perdemos aquellas interesantes anécdotas que solo ha vivido alguien como él, aunque el precio que pagamos fue ir a un ritmo realmente exigente. Es lo que tiene rodar con un Campeón Olímpico y ganador de etapas en el Tour.

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Junto a Samu Sánchez ascendendo el Passo Sella en nuestra jornada de reconocimiento

Nuestro rodaje matutino finalizó con una última ascensión, la del Campolongo, una subida de apenas 6 km al 5,8% que eso sí, por la tarde debíamos subir dos veces más, por cada una de sus dos vertientes, en la salida programada posteriormente ese mismo día para ir a recoger el dorsal de la Maratona.

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Foto de grupo con buena parte de la familia Shimano en este viaje a Italia

En ese momento ya todos pensábamos que quizás habíamos sido demasiado valientes al hacer tantas horas de bicicleta el día previo a la prueba, aunque en el fondo, nos daba igual, no vinimos aquí a ganar ninguna carrera.

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Recogida de dorsales para invitados, privilegios de venir de la mano de Shimano

Por la tarde, efectivamente, fuimos a buscar los dorsales en bicicleta, subiendo en dos ocasiones en Passo del Campolongo, recorriendo 38 km y eso sí, parando a tomar un refrigerio.

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El día previo paramos a refrescarnos durante la ruta, debíamos guardar fuerzas para la gran jornada que nos aguardaba

A la llegada al hotel el sábado por la tarde nos aguadaban los míticos coches azules de Shimano que realizaron en nuestras bicis los ajustes pertinentes para dejar nuestras monturas listas y en perfectas condiciones para la marcha del domingo, todo un lujo contar con su asistencia, también fuera de la prueba.

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Los coches azules nos aguardaron en el hotel para realizar los ajustes de última hora a nuestras bicicletas

Tras la ducha, tocaba dejar todo listo para el siguiente día, el de la celebración de la Maratona y en donde elegí, con mi propósito de disfrutar al máximo de la experiencia, de realiar el recorrido más largo, así que tuve que planificar un poco todo aquello que iba a llevar conmigo en el momento de la salida, teniendo en cuenta que iba a pasar más de 6 ó 7 horas sobre la bicicleta bajo temperaturas que podrían ir desde los 11ºC grados previstos para la hora de la salida hasta los casi 30ºC del mediodía.

Nuestra mejor equipación S-Phyre, caso Lazer Vento Kineticore, zapatillas RC902 y un buen surtido de nutrición SIS entre Betafuel y barritas energéticas.

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Equipación y dispositivos utilizados en la Maratona dles Dolomites

Llegó el día

El despertador sonó el domingo a las 4 de la madrugada, para desayunar entre 4 y 5 y partir en autocar hacia la salida pasadas las 5 de la mañana. La salida de la Maratona estuvo programada para las 6:30, una hora habitual en este tipo de pruebas de gran fondo. Es el peaje que hay que pagar para llegar a una hora decente a la meta. A esa hora, la temperatura era bastante fresca, poco más de 10ªC, de hecho, pudimos ver a varios ciclistas que descendían hacia Corvara para dirigirse al inicio de la prueba ataviados con una suerte de monos de plástico para evitar el enfriamiento antes de salir.

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Una vez en Corvara recogimos nuestras bicis y nos dirigimos hacia la salida, donde nos concentramos casi 10.000 ciclistas, encabezadas por algunas celebridades invitadas como Paolo Bettini, Miguel Induráin y como no, nuestro Samu Sánchez, quien además formaba parte de nuestra expedición Shimano.

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Con Samuel Sánchez momentos antes de la salida en Corvara

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Miembros del equipo Shimano Iberia, antes de tomar la salida de la Maratona

La salida, puntual, a las 6.30 de la mañana dio paso a una auténtica serpiente de ciclistas discurriendo por las carreteras de los Dolomitas, tal y como me imaginé todas aquellas veces que soñé con venir aquí. Asfalto perfecto, temperatura ideal para pedalear, montañas majestuosas, subidas desafiantes y descensos rápidos pero seguros gracias a unas carreteras totalmente cerradas al tráfico.

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En la avenida donde se celebró la salida, sólo se divisaba un manto de multitud de cascos y maillots de colores

Más de 4.000 metros de desnivel

Si algo destaca en el recorrido de la Maratona son los metros ascendidos. En mi caso, elegí llevar a cabo el circuito largo, con 138 km y 4.200 metros de desnivel positivo acumulado. Tal cantidad de metros ascendidos se reparten entre 6 puertos, uno de ellos, el Campolongo, subido en dos ocasiones durante la prueba.

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Perfil del recorrido largo, 138 km y 4.200 m de desnivel positivo acumulado

Es cierto que la cifra asusta, pero en verdad, sólo el Giau es un puerto que pueda considerar exigente. Tiene un porcentaje de inclinación cercano al 10% constante durante casi 11 kilómetros y lo que es peor, está ubicado en la segunda parte del recorrido, es decir, que se afronta con una fatiga ya considerable en las piernas. El resto, Campolongo, Pordoi, Sella, Falzarego / Valparola son subidas de más o menos longitud, pero nunca con rampas extremas. Porcentajes del 6, 7, 8 y 9% son las predominantes en todas las ascensiones de la Maratona. Eso sí, no tiene apenas un metro de carretera llana, a excepción de los pocos kilómetros que se recorren entre Arabba y el inicio del Passo Giau, apenas 15 km.

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Ascensión al Pordoi en plena marcha, desde dentro

Mi Maratona como ya he comentado al inicio de este relato fue tranquila, sin ir demasiado despacio, pero tampoco buscando el límite. Tras la salida busqué un ritmo de ascensión relativamente cómodo en el primer puerto de la jornada, el Campolongo y enseguida me encontré con Tomás, gerente de Monpedal en Castellón de la Plana y miembro de la familia Shimano Iberia en este viaje. Enseguida nos coordinamos perfectamente con el ritmo rodando juntos.

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Con Tomás, gerente de Monpedal en Castellón de la Plana

La verdad es que un evento de este tipo se lleva mucho mejor en compañía, así que con Tomás y nuestra compenetración los kilómetros pasaron de manera más amena. Juntos contemplamos los paisajes de ensueño, charlamos un buen rato sobre las tiendas de ciclismo, marcas de bicis y los temas más variados de nuestro universo ciclista, también nos divertimos bajando a buena velocidad en descensos, tiramos anímicamente el uno del otro, nos animamos a hacer la opción larga (hay que reconocer que hubo sus dudas a mitad de recorrido) y entramos en meta con la satisfacción de haber vivido y compartido una experiencia única.

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Algunas vistas de la Maratona desde mi bicicleta

La Maratona dles Dolonites

Habiendo participado en infinidad de pruebas de todo tipo, dentro y fuera de nuestras fronteras, puedo asegurar que la Maratona dles Dolomites es uno de los eventos cicloturistas más potentes y desde luego, mejor organizados que conozco. 

Especialmente si tenemos en cuenta la cantidad de ciclistas que toman parte en ella. Mover a tanta gente no es nada fácil y hacerlo con la eficiencia que pude ver allí menos todavía. 

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Mi compañera de fatigas en la Maratona, una Cannondale SuperSix Evo HiMod equipada con Shimano Ultegra Di2 R8100

Ya en las semanas previas al evento la comunicación y feedback que recibe el participante es excepcional, la tramitación de la documentación como el certificado médico o las actualizaciones mediante newsletter de informaciones importantes como la meteorología, detalles de los recorridos, detalle de los avituallamientos, te mantienen al día de todo lo necesario. 

Durante el día de la prueba la salida es impecable, organizada por cajones y sin margen para que nadie entre en el que no le corresponda, como en ocasiones ocurre en algún que otro evento especialmente por parte de cicloturistas que recurren a la picaresca para partir desde una posición más adelantada.

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Ascensión al Passo Sella, todavía a primera hora de la mañana

La totalidad de las carreteras están absolutamente cerradas al tráfico, no sólo a los coches, sino también a otras bicicletas que no participen en la marcha, esta circunstancia eleva la seguridad de la prueba al máximo y la diversión, pues en los descensos el hecho de disponer de los dos carriles permite tomar las curvas con total libertad y un extra de velocidad, controlada eso sí.

Numerosos voluntarios señalizan de manera impecable puntos de peligro tales como curvas cerradas, zonas con tierra, pasos de peatones, tramos urbanos o demás lugares críticos a tener en cuenta por los ciclistas. Los avituallamientos son abundantes, colocados en lugares estratégicos y, entre infinidad de cosas, con dulces artesanales elaborados en la misma comarca, exquisitos. 

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Avituallamientos con pasteles artesanales de la zona, deliciosos

Otro punto muy a favor es lo arropado que te sientes durante toda la prueba, no sólo por el público y familiares que se distribuyen a lo largo del recorrido para dar ánimos, sino por la asistencia mecánica que puedes encontrar mientras pedaleas. 

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Varios coches azules de Shimano se mueven entre el pelotón de la Maratona para ofrecer ayuda mecánica

Este aspecto es fundamental. No sólo por sentirte como un profesional, sino porque tienes la casi certeza de que podrás acabar el evento aunque tengas algún problema mecánico, asumiendo que no todo es posible solucionar en marcha. Hay que tener en cuenta que durante todo el recorrido varios de coches de asistencia neutra de Shimano ofrecen apoyo mecánico a los participantes, de igual modo que hacen en infinidad de pruebas profesionales, siendo en muchas ocasiones los ángeles de la guarda de los averiados.

Sin ir más lejos, mi compañero Tomás necesitó ajustar ligeramente el tope de su cambio para engranar mejor la corona más grande del casete Dura-Ace que llevaba, con 30 dientes, para ello, recurrió a la ayuda de uno de los coches de asistencia neutra quien se lo solucionó en apenas 3 minutos.

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Momento en el que Tomás precisó de la ayuda en su cambio de uno de los coches de asistencia neutra de Shimano

La posibilidad de elegir cualquiera de las tres opciones de recorrido incluso una vez comenzada la marcha propicia también que sólo en la salida te encuentres con mucha gente en la carretera, luego, a medida que pasan los kilómetros, la densidad de ciclistas baja considerablemente, haciendo más cómodo rodar y no pareciendo en ningún momento, que compartes la carretera con tantos deportistas.

Incluso la llegada a meta, me pareció excepcional, con el diseño de una emboscada llamada el “Mur del Giat” ya en las calles de Corvara, un repecho con un 19% de pendiente en torno al cual se genera un espectáculo de público animando y con música en directo que te dan esos últimos gramos de fuerza para superar ese último escollo.

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El desnivel que llegó a registrar mi GPS fue algo inferior al oficial, prácticamente 4.000 m, de todos modos, no está nada mal para sólo 138 km

Tras cruzar la meta y gracias a Shimano pudimos acceder al hospitality, zona VIP instalada en el paddock. Alí pudimos reponer fuerzas y contar de manera agradable y entre risas todas las anécdotas de la jornada. Fuel el momento de compartir lo vivido con el resto del equipo, aunque con la cara aún un tanto desencajad del cansancio.

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La tarde posterior la celebración de la marcha fue de auténtico relax. De satisfacción por el reto conseguido y la experiencia vivida.

La tarde posterior a la marcha fue ya de relax total. Vuelta al hotel y tiempo de tertulia, asimilando todavía lo vivido. Diferentes historias, distintos puntos de vista para vivir una experiencia sensacional. Algunos optaron por el recorrido corto, otros por el intermedio y otros escogimos el largo, así que cada uno hizo su esfuerzo y su reto a la medida de sus capacidades.

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La preciada medalla de Finisher de la Maratona dles Dolomites

El mejor momento vino ya en la cena, junto a toda la comitiva de Shimano, de nuevo la italiana y la española. Allí compartimos una velada de lo más agradable, recordando todavía la jornada e imaginando ya nuevos y próximos retos. 

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Foto de familia de la representación española de Shimano en esta aventura en los Dolomitas

Y es que así somos los ciclistas, no nos hemos recuperado todavía de una gesta de este tipo y ya estamos pensando en la siguiente, será porque sobre la bici si dejas de pedalear te caes, probablemente sí.

Hasta la próxima, familia Shimano.

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